Franco Pepe: El visionario que transformó el mundo de la pizza
Descubre cómo Franco Pepe, redefinió el arte de la pizza sin recetas mágicas, sino con pura maestría.
El visionario que transformó el mundo de la pizza
En los anales de la gastronomía italiana, un nombre resuena con una especial relevancia en los últimos tiempos: Franco Pepe. Consagrado como el mejor pizzero global por los Best Pizza Awards, este italiano ha revolucionado la escena culinaria con su interpretación vanguardista de la pizza, incluyendo la versión frita, tradicionalmente menospreciada.
Emanando de Caiazzo, su pueblo natal, y bajo la tutela del legado de su progenitor, Pepe ha instaurado una filosofía simple pero potente: el conocimiento y la investigación son el corazon de la excelencia. Con su restaurante 'Pepe in Grani' como bastión, cada mes acoge a una avalancha de paladares ansiosos por testar su arte, revitalizando así su pequeña localidad.
Franco Pepe ha sobrepasado la categorización de un 'chef' o de un 'maestro', y es que con humildad prefiere ser referido simplemente como 'Franco'. Tal modestia, sin embargo, se yuxtapone con el peso de su reputación –por tercer año consecutivo elegido como el sumo pizzero del planeta– y con la responsabilidad tremenda que ello conlleva.
Reflexionando sobre la tradición, Pepe incita a la continua revisión y cuestionamiento del conocimiento legado. Esta inquietud por la evolución le llevó a diferenciarse de la pizzería familiar y a cultivar un sello distintivo en su arte, extendiendo este desafío introspectivo a su vástago Stefano.
Una de sus genialidades culinarias es la reinvención de la pizza frita, rescatada del olvido y del estigma gracias a sus técnicas refinadas y a la selección cuidadosa de aceites. Sus innovaciones trascienden en creaciones como la 'Margherita Sbagliata', 'Ananascota' o 'Crisommola', que atraen a curiosos globales.
En su búsqueda incesante por la excelencia, Pepe enfatiza la importancia del origen y calidad de las materias primas. Con una dedicación reverente por la masa, combina distintas harinas locales y amasa cada trozo por mano, rechazando el prejuicio y abrazando ingredientes atrevidos como la piña en su famosa 'Ananascosta'.